Sus primeras intervenciones públicas vinieron de la mano de los Simposium y conferencias que se celebraron en Santander a instancias del desaparecido grupo CIOVE, en los años setenta. Desplegaba allí todo su fino humor, su enorme cultura y la convicción, evidentemente sin pruebas irrefutables, de que los "platillos volantes" -como él gustaba de referirse al tema- ejercían una manipulación sobre la especie humana e intervenciones en la Biosfera, haciendo referencia al control y absurdo de muchas de las "puestas en escena" que él consideraba una característica muy propia de tan insólitos fenómenos. Hombre de cultura humanista, estudió Filosofía e Historia Antigua en Paris y Madrid, despertando su interés por los fenómenos aéreos las primeras notas periodísticas que en los cincuenta aparecieron en la prensa. Entre sus aficiones destacaba la de coleccionista de violines e intérprete de música clásica.
El pasado agosto tuvimos la oportunidad de organizar un encuentro-tertulia en el cual, junto a otros miembros de la Fundación Anomalía, quisimos que le conocieran Pedro Redón y Mari Carmen Tamayo (responsables del CEI de Barcelona). Así, durante más de dos horas, habló de manera franca y cordial, recordando sus intervenciones directas en casos clásicos, como el "E.C." de Pontejos en 1968 y el de los cazadores de Porcieda (Liébana) en 1966.
El prof. Manuel Pedrajo, que pertenecía a ese pequeño grupo de pioneros en el que estaban Osuna, Buelta y Ribera, ejerció su influencia y, aunque las ideas no fuesen compartidas en un tema polémico por naturaleza, actuó siempre desde la generosidad y con un intento honesto por descubrir la naturaleza de aquellos "platillos volantes" de los que nunca dudó.
Desde la ausencia que produce su desaparición, deseamos que descanse en paz y siguiendo la tradición romana, que la tierra te sea leve.Julio Arcas
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