domingo, 27 de diciembre de 2009

Ha muerto Manuel Pedrajo


Como dijo el poeta, se nos ha ido como herido por el rayo, nuestro amigo y compañero el prof. Manuel Pedrajo. Espoleados por lo insólito de su peripecia personal, conocimos al prof. Pedrajo hace más de treinta años. Pasaba, en la escasas bibliografías existentes entonces, por haber sido el primer divulgador en el país que publicaba un libro dedicado in extenso a recopilar casuística, analizarla y plantear sus propias deducciones e hipótesis, viendo Marte como posible origen de unas observaciones que siempre estimó como de origen extraterrestre. Su libro, Los Platillos volantes y la evidencia, trabajo personalísimo que recogía uno de los primeros encuentros cercanos del país, el caso de Villares del Saz (Cuenca, julio de 1953), apareció en un tiempo nada propicio para aventuras insólitas, el año 1954, e incluso, como era frecuente entonces, atrajo el interés, no precisamente ufológico, de los funcionarios de la Dirección General de Seguridad, dada su venta próxima en las librerías de la Puerta del Sol en Madrid.

Sus primeras intervenciones públicas vinieron de la mano de los Simposium y conferencias que se celebraron en Santander a instancias del desaparecido grupo CIOVE, en los años setenta. Desplegaba allí todo su fino humor, su enorme cultura y la convicción, evidentemente sin pruebas irrefutables, de que los "platillos volantes" -como él gustaba de referirse al tema- ejercían una manipulación sobre la especie humana e intervenciones en la Biosfera, haciendo referencia al control y absurdo de muchas de las "puestas en escena" que él consideraba una característica muy propia de tan insólitos fenómenos. Hombre de cultura humanista, estudió Filosofía e Historia Antigua en Paris y Madrid, despertando su interés por los fenómenos aéreos las primeras notas periodísticas que en los cincuenta aparecieron en la prensa. Entre sus aficiones destacaba la de coleccionista de violines e intérprete de música clásica.

El pasado agosto tuvimos la oportunidad de organizar un encuentro-tertulia en el cual, junto a otros miembros de la Fundación Anomalía, quisimos que le conocieran Pedro Redón y Mari Carmen Tamayo (responsables del CEI de Barcelona). Así, durante más de dos horas, habló de manera franca y cordial, recordando sus intervenciones directas en casos clásicos, como el "E.C." de Pontejos en 1968 y el de los cazadores de Porcieda (Liébana) en 1966.

El prof. Manuel Pedrajo, que pertenecía a ese pequeño grupo de pioneros en el que estaban Osuna, Buelta y Ribera, ejerció su influencia y, aunque las ideas no fuesen compartidas en un tema polémico por naturaleza, actuó siempre desde la generosidad y con un intento honesto por descubrir la naturaleza de aquellos "platillos volantes" de los que nunca dudó.

Desde la ausencia que produce su desaparición, deseamos que descanse en paz y siguiendo la tradición romana, que la tierra te sea leve.

Julio Arcas
www.anomalia.org

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