domingo, 29 de noviembre de 2009

Manises: El expediente OVNI mas tozudo

En todo momento, pilotos de combate del Ejército del Aire español están listos para despegar ante una alerta; en pocos minutos, estos hombres tienen su caza en vuelo, atentos a las instrucciones que reciban desde el control militar de la defensa. Las alertas no son muy frecuentes, y en la mayor parte de los casos se trata de asuntos ordinarios: pilotos civiles que olvidan informar de sus vuelos o de cambios de ruta; despistes, algún vuelo no autorizado.

Pero a veces, a estos pilotos de combate también les pasan cosas que se salen de lo ordinario. Que se lo digan, si no, al capitán Fernando Cámara, de la Base de Los Llanos (hoy coronel en la reserva), a quien no han parado de citar durante treinta años como protagonista del más famoso y polémico expediente OVNI conocido en España, conocido como Caso Manises.

Y es que pocas veces a esas «luces extrañas» y «objetos voladores no identificados» les han puesto la vista encima personas tan cualificadas como expertos pilotos (civiles y militares), técnicos de vuelo, y otros muchos testigos.
Pocas veces, también, un expediente de este tipo llega al Parlamento, cosa que sucedió en este caso. Treinta años después, la polémica sigue, aunque de tanto en tanto alguien aparezca asegurando, en vano, que se trata de un caso cerrado. La virulencia de la polémica («creyentes» y «escépticos» tienen algo en común: un apasionado fervor por sus contradictorias causas) demuestra que el caso, treinta años después, sigue abierto.

Vayamos a los hechos, que pueden recordarse documentados sobre todo porque el Ejército del Aire desclasificó este expediente, secreto durante muchos años. Nos ponemos en la noche del 11 al 12 de noviembre de 1979. La guardia del piloto en alerta le corresponde en el Ala 14 de Los Llanos al capitán Fernando Cámara. Todo tranquilo. A muchos kilómetros de allí, Francisco Javier Lerdo de Tejada, comandante del vuelo JK-297, un Supercaravelle de la compañía TAE procedente de Austria, continua su vuelo desde su escala de Mallorca hacía Tenerife.

La radio del avión recibió unas señales extrañas, por un canal de emergencia; entonces observaron unas luces, de las que no pudieron separarse a pesar de algunas maniobras evasivas; se decidió abortar el vuelo y aterrizar en Valencia, ya que Manises era la opción más próxima.
Era sólo el comienzo de una noche que ha pasado a la pequeña historia. Porque en Manises, al imprevisto del aterrizaje imprevisto se sumó que el personal de tierra -incluyendo técnicos bastante expertos- también observó una gran luz que, según sus apreciaciones, estaba en la vertical del aeropuerto.

Los responsables del aeropuerto -recientemente lo recordaba el entonces director, Miguel Morlán, a 'Las Provincias'- decidieron avisar a los responsables de la defensa aérea. Minutos después, el capitán Cámara estaba a los mandos de su Mirage F1, que despegaba de Los Llanos para, una vez comprobados los equipos de vuelo y de combate, acercarse a Valencia, mientras los responsables del control civil de la defensa («Pegaso», en clave militar) lo ponían al tanto de la alerta.

Persecución aérea
El propio piloto, una vez levantado el carácter reservado del caso, lo ha contado con detalle: hizo un primer recorrido por el área, volando alto y sin apreciar nada extraño en el radar. Decidió entonces descender a unos 20.000 pies, y fue cuando, asegura, observó una luz roja, algo más abajo (a unos 18.000 pies, calcula), sobre la pista; los aparatos del caza no apreciaban señal, ni de radar ni en el infrarrojo de los misiles.

En ese momento hay una doble visión de la luz: el piloto de combate la aprecia desde el aire, a la vez que los observadores en tierra ven a la vez al caza y a esa luz, próxima al aparato.

El Mirage F-1 se dirige directo hacia esa luz (que va cambiando de color), pero no la alcanza; sigue sin dar señal en el radar. Desde el aeropuerto confirman a Pegaso que la luz se está desplazando por delante del caza; el piloto pide permiso para superar la velocidad del sonido, pero ni siquiera entonces consigue acercarse.

Y aparecen una serie de fenómenos extraños en el avión: mientras en la radio entra una fuerte señal, por el canal de las balizas de emergencia, la luz cambia de color; los instrumentos de a bordo avisan al piloto de que está siendo iluminado por una señal de radar (como la que recibiría en caso del comienzo de un ataque con misiles), y los equipos del aparato se bloquean. El vuelo seguía un rumbo hacia Aragón, y al llegar a un cierto límite de combustible el piloto recibió la orden de regresar a su base.

El capitán Cámara ha declarado, muchos años después, de que lo que sucedió sigue sin explicación.

Más casos
En aquel mismo mes del 1979 hay otros dos incidentes en los que también intervinieron aviones de combate, uno el día 17 sobre Motril (que persiguió otras luces) se hizo famoso por las interferencias de una voz infantil en la radio del caza; y otro el 28, hace hoy 30 años.
En el fuselaje del Mirage de Los Llanos que recibió las voces quedaron marcas de quemaduras.

http://www.laverdad.es/albacete/20091129/albacete/expediente-ovni-tozudo-20091129.html

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