El seísmo de magnitud 6.3 que el 26 de enero de 1985 azotó la ciudad argentina de Mendoza, precedido por una explosión una misteriosa luminosidad tenía origen telúrico y no espacial, según el informe que ha publicado ahora el sismólogo Miguel Castro. Los testigos de la luz y la explosión, que originaron la leyenda del OVNI estrellado o el misil, no mentían, pero hace ya 30 años el investigador Michael Persinger demostró que la tensión tectónica puede producir fenómenos piezoeléctricos, gases, etc, que originan luces extrañas antes de los movimientos sísmicos.
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