La agencia espacial estadounidense NASA lanzó desde Cabo Cañaveral el viernes el telescopio Kepler montado en un cohete Delta II, en una misión de tres años para buscar planetas similares a la Tierra en zonas cercanas de la Vía Láctea.
El cohete despegó de Cabo Cañaveral, Florida (sur de EEUU) a las 22H49 (03H49 GMT de este sábado) de acuerdo con un informe de la NASA y 62 minutos más tarde ingresó en órbita de forma exitosa.
La separación de la tercera fase del cohete Delta II se produjo tal cual estaba previsto a 721,53 km de altitud.
Kepler observará el mismo punto en el espacio durante tres años y medio, o unas 100.000 estrellas en la zona de las constelaciones Cisne y Lira de la Vía Láctea.
Con un costo de casi 600 millones de dólares, será el protagonista de la primera misión de la NASA para buscar planetas similares a la Tierra que orbiten soles similares a distancias capaces de sostener el agua y por lo tanto con altas posibilidades de que haya vida.
"Esta misión trata de responder una pregunta que es tan antigua como el tiempo -¿existen otros planetas como el nuestro ahí afuera?", dijo Ed Weiler, administrador asociado del directorio de misiones de la NASA. "No es sólo una misión científica, es una misión histórica".
El telescopio buscará en concreto planetas relativamente pequeños, que no sean ni tan calientes ni tan fríos, que sean rocosos y que tengan agua en estado líquido, que son condiciones eseciales para que exista vida, explicó William Borucki, el principal investigador del proyecto Kepler en el centro de investigaciones Ames de la NASA, en California (oeste).
"Kepler es un elemento clave en los esfuerzos de la NASA por descubrir planetas en los que se pueda encontrar un ambiente similar al terrestre", explicó el mes pasado en una conferencia de prensa Jon Morse, director de la división de astrofísica de la agencia espacial.
Equipado con la cámara más grande jamás lanzada al espacio -un conjunto de equipos de 95 megapixeles, conocidos como CCD-, el telescopio Kepler es capaz de detectar estrellas de brillo débil, apenas perceptible, que se ven con el paso de los planetas.
El aparato pesa 1,03 toneladas y tiene un espejo principal de 1,4 metros de diámetro y una apertura de 0,95 metros.
"Si Kepler mirara un pequeño pueblo en la Tierra de noche desde el espacio, podría detectar las luces de un porche si alguien pasa por el frente", según el director del proyecto, James Fanson.
El astrofísico Alan Boss está convencido de que Kepler o el satélite francés COROT, que ha estado en órbita desde 2006, podrán encontrar planetas del tamaño de la Tierra en los próximos años.
COROT ya descubrió el planeta extraterrestre más pequeño hasta ahora. Con un poco más del doble del diámetro de la Tierra, el planeta está muy cercano a su estrella y es muy caliente, informaron astrónomos este mes.
La astrónoma Debra Fischer, de la Universidad Estatal de San Francisco, dijo que esta misión de la NASA es una piedra angular para entender qué tipos de planetas se formaron alrededor de otras estrellas. La información que recabe el Kepler, dijo, "nos ayudará a que llegue el día en que veamos un punto azul pálido como nuestro planeta, orbitando otra estrella en nuestra galaxia".
La separación de la tercera fase del cohete Delta II se produjo tal cual estaba previsto a 721,53 km de altitud.
Kepler observará el mismo punto en el espacio durante tres años y medio, o unas 100.000 estrellas en la zona de las constelaciones Cisne y Lira de la Vía Láctea.
Con un costo de casi 600 millones de dólares, será el protagonista de la primera misión de la NASA para buscar planetas similares a la Tierra que orbiten soles similares a distancias capaces de sostener el agua y por lo tanto con altas posibilidades de que haya vida.
"Esta misión trata de responder una pregunta que es tan antigua como el tiempo -¿existen otros planetas como el nuestro ahí afuera?", dijo Ed Weiler, administrador asociado del directorio de misiones de la NASA. "No es sólo una misión científica, es una misión histórica".
El telescopio buscará en concreto planetas relativamente pequeños, que no sean ni tan calientes ni tan fríos, que sean rocosos y que tengan agua en estado líquido, que son condiciones eseciales para que exista vida, explicó William Borucki, el principal investigador del proyecto Kepler en el centro de investigaciones Ames de la NASA, en California (oeste).
"Kepler es un elemento clave en los esfuerzos de la NASA por descubrir planetas en los que se pueda encontrar un ambiente similar al terrestre", explicó el mes pasado en una conferencia de prensa Jon Morse, director de la división de astrofísica de la agencia espacial.
Equipado con la cámara más grande jamás lanzada al espacio -un conjunto de equipos de 95 megapixeles, conocidos como CCD-, el telescopio Kepler es capaz de detectar estrellas de brillo débil, apenas perceptible, que se ven con el paso de los planetas.
El aparato pesa 1,03 toneladas y tiene un espejo principal de 1,4 metros de diámetro y una apertura de 0,95 metros.
"Si Kepler mirara un pequeño pueblo en la Tierra de noche desde el espacio, podría detectar las luces de un porche si alguien pasa por el frente", según el director del proyecto, James Fanson.
El astrofísico Alan Boss está convencido de que Kepler o el satélite francés COROT, que ha estado en órbita desde 2006, podrán encontrar planetas del tamaño de la Tierra en los próximos años.
COROT ya descubrió el planeta extraterrestre más pequeño hasta ahora. Con un poco más del doble del diámetro de la Tierra, el planeta está muy cercano a su estrella y es muy caliente, informaron astrónomos este mes.
La astrónoma Debra Fischer, de la Universidad Estatal de San Francisco, dijo que esta misión de la NASA es una piedra angular para entender qué tipos de planetas se formaron alrededor de otras estrellas. La información que recabe el Kepler, dijo, "nos ayudará a que llegue el día en que veamos un punto azul pálido como nuestro planeta, orbitando otra estrella en nuestra galaxia".
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